Miliki

Era de la familia. Pero no solo de la mía, sino de la de todos. En todas las casas hay un recuerdo de Emilio Aragón, Miliki, paseando por el salón, gastando bromas o entonando el na-nia-no-na-nia-no cuando quería disimular una travesura. Cuando irrumpieron en España Los payasos de la tele, yo debía tener entre nueve y diez años. Los veía en blanco y negro, claro. Los veía siempre, supongo. Y me gustaban mucho, de eso estoy seguro. A mí el que me gustaba sobre todo, vaya usted a saber por qué, era Fofó. Quizás porque era el que llevaba la voz cantante; Miliki estaba detrás con su gorra de cuadros y su acordeón. Yo al principio echaba de menos la nariz roja... Poco después me di cuenta de que la llevaban, pero que era de color carne. Y me conformé.

Creo que estaba en quinto de EGB (diez años) cuando con un par de amigos preparamos en el colegio una fiesta para los más pequeños, e imitamos a los payasos de la tele. Fui ilusamente por varias tiendas de Gerona (yo vivía allí entonces) para intentar encontrar una camiseta roja larga, como la que usaban. Al final, a mi madre se le ocurrió coser un trozo de tela roja a un polo del mismo color, y tan contento. Es curioso, pero conservo como una fotografía la imagen de aquel día, bajando por la rampa que daba acceso al patio del colegio.

A Miliki no le conocí personalmente. Hablé con él por teléfono un par de veces y me encontré en ambas ocasiones con un hombre afable, educado y simpático: la imagen que ya tenía de él. Irradiaba bondad y serenidad. Su hijo Emilio la plasmó en una enternecedora y emotiva escena con la que cerraba su película Pájaros de papel. Miliki interpretaba a un viejo cómico al que se le rendía homenaje en un teatro, y estoy segura de que Emilio Aragón, hijo, la rodó envuelto en lágrimas. A él si he tenido la ocasión de conocerle y de entrevistarle en varias ocasiones, y la admiración que sentía por su carrera todoterreno se convirtió en simpatía y aprecio, incluso algo de cariño. Si los hijos son de alguna manera reflejo de sus padres, Emilio Aragón Bermúdez, Miliki, debe de haber sido una persona extraordinaria. Descanse en paz, y mi abrazo para toda la familia (la de verdad), especialmente para ti, Emilio.

Comentarios

Entradas populares